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UN PERRO, UN NIÑO FELIZ


Hace tan solo seis meses que nuestra Fundación Ana Carolina Díez Mahou apostaba por las terapias asistidas con perros entrenados a niños con enfermedades neuromusculares y mitocondriales, bajo la coordinación de la Oficina de Intervención Asistida con Animales de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y con el apoyo de Dingonatura y el Torneo de Padel Solidario del 2017.


Ocho niñas y niños, con edades comprendidas entre los 3 y 7 años, han formado parte de un programa de terapia de 12 sesiones en las que el objetivo general ha sido el de mejorar su calidad de vida, atendiendo a la complejidad de la discapacidad infantil y permitiéndoles alcanzar su desarrollo motor máximo, así como potenciar su independencia. Todo ello rodeado de un ambiente lúdico y lleno de estímulos que le ayudasen a descubrir el mundo que le rodea.


Seis meses en la vida de estos menores es un período relativamente corto para poder establecer conclusiones, teniendo en cuenta sus necesidades complejas. Sin embargo, aquellos que han podido asistir a la totalidad de las sesiones, han experimentado una notable evolución, ya que la interacción con los perros, junto con la guía profesional de los terapeutas, ayuda a crear unos lazos emocionales que mejoran su autoestima y sus capacidades individuales.


El proyecto “Un perro, un niño feliz“, ha conseguido ya óptimos resultados


La evaluación realizada por los profesionales terapeutas de las sesiones impartidas en las instalaciones de la Fundación Ana Carolina Díez Mahou, coordinadas por la Oficina de Intervención Asistida con Animales de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), arroja datos muy positivos, como notables avances en las habilidades sociales e interacción de grupo, lo que dio piea un despegue de los hitos motores, como es la mejora del movimiento; importantes resultados en la memoria sostenida en la actividad (capacidad de atención) y bajos índices de frustración en su desarrollo de los ejercicios; gran reducción de estereotipias (movimientos no propositivos y repetitivos); mayor autonomía motriz y personal al término del programa, entre otros progresos.


“Una vez finalizada la primera fase de este proyecto, podemos hablar no solo de avances cuantitativos y cualitativos gracias a estas sesiones de terapia con perros, sino también remarcar todos esos pequeños hitos diarios que permiten que no existan tantas barreras físicas ni psiquicas en estos 8 niños y niñas. Un gran trabajo que hemos conseguido entre todos: los niños y su motivación, las familias y su entrega, el buen hacer profesional de los terapeutas implicados, el incansable equipo “peludo“, el amplio conocimiento y coordinación de la Oficina de Intervención Asistida con Animales de la URJC y el inestimable apoyo económico de Dingonatura (especializada en nutrición natural para mascotas). Como siempre, seguiremos trabajando para mejorar la calidad de vida de los niños que lo necesitan“, afirma Javier Pérez-Mínguez Caneda, director de nuestra Fundación.


El siguiente paso planteado por esta Fundación es dar continuidad a este programa que tantos beneficios ha proporcionado a las ocho familias participantes y ampliar el número de niños que asistan a las terapias.

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